martes, 23 de octubre de 2012


Ayer, el Nacional del Cómic a Alfonso Zapico. Una alegría. Recuerdo la vez que estuvo en Bruselas. Lo anunciaron mal y cuando llegamos no había nadie. Pensamos, se habrá suspendido y nos dimos la vuelta, pero al salir, el conserje se interpuso en el camino y nos pidió, por favor, Esperen un momento. Echó mano al teléfono y estuvo hablando entre dientes sin quitarnos el ojo de encima. Luego llegó alguien y nos condujo sin decir nada a una sala en el piso de arriba, parecía que hubiera misterio, llamó a una puerta y allí, la directora y el responsable de Cultura del Cervantes y Zapico con su novia, y luego nosotros, claro. No llegó nadie más y fue una charla larga y entrañable, me pareció un tipo sin pretensiones, con mucha cabeza, también con mucho atrevimiento, pero muy humilde. Contó cómo empezó y lo que estaba haciendo. Café Budapest me encantó, luego todos los otros. Le sigo en su blog y tenía claro que este muchacho había llegado para quedarse, no obstante, me extrañó que le dieran ese sopapo tan pronto. En cualquier caso, hay que leerlo, lo edita Astiberri.


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