miércoles, 21 de noviembre de 2012



Entonces

Desayunaba cada mañana con la crónica de Eduardo Prado Coelho en el Público, luego se pasaba el día leyendo a José-Augusto França, en los recreos y festivos temblaba con los textos de Eugénio de Andrade. Fantaseaba con la idea de invitarlos a cenar, con que aquella cena imposible le ayudara a desbrozar este país del que estaba locamente enamorado.

Hoy

Esta mañana, casi veinte años después, su pasión serenada vio pasarle por delante, rápidos, ágiles, lúcidos, vívidos y vividos, los noventa años de José-Augusto França. 
Fue justo al volverse ella cuando los dos se encontraron, ella de golpe rejuvenecida, él considerablemente avejentado.

Ahora

En el auditorio 2, keynote speaker: Nicos Hadjinicolaou, ellos, como dos tórtolos, siguen cogidos de la mano. Son un hombre y una pasión, veinte años después, reconciliados.

(En cuanto a França, es ciertamente un hombre persistente y admirable)

viernes, 9 de noviembre de 2012

Música en libros I



"Sin embargo, yo, que también dominaba el tonito del habla mexicana (tantas películas rancheras había visto en mi corta vida), además de contar la película con descripciones de paisajes y todo, de pronto me largué a cantar las canciones interpretadas en la película (de tanto oírlas por los parlantes de las cantinas me las sabía todas). A ellos, que nunca me habían oído cantar, les extrañó que lo hiciera. Y que lo hiciera tan bien.
Incluso para mí fue una sorpresa.
Mi padre quedó deslumbrado. Especialmente cuando canté No soy monedita de oro, una de sus canciones preferidas. Ahí el demócrata se olvidó de los sufragios y plebiscitos y me dio por ganadora absoluta.'¡He dicho!', rugió cuando Mirto quiso insinuar una protesta".

La contadora de películas, Hernán Rivera Letelier, Alfaguara, 2009. Canta Cuco Sánchez.

jueves, 1 de noviembre de 2012

El día de los muertitos

Foto Giorgo Cossu

Fue una sorpresa encontrarse en Nápoles con el día de los muertitos. Entras en el Cervantes y te das de bruces con las tumbas de Carlos Fuentes y de Chavela Vargas. Todo de colores, cartón, papel pinocho y mucha cera. Menuda trabajera. Contaron que llevaban días preparándolo, Elsa López, Liliana, Gaby, Celina, Cristina, Domingo, y otros cuantos mexicanos afincados en la región de Campania, todos de manera desinteresada y casi sin decirlo. Cariño por la tradición y las fiestas populares, amor al México que se dejó y, supongo, también un homenaje a los suyos, a los que están y son y a los que fueron y estuvieron. Un corto divertido y taquitos de guacamole con pan de muerto. Lo mismo de su infancia, Niños, comeos también el pan, no os comáis sólo los huesitos, dijo Celina que les decían, y los otros sonrieron.